martes, julio 11, 2006

Nunca mas a la carnicería

Del otro lado, los carniceros con unos cuchillos enormes y llenos de sangre. Caminando con retazos de animales: del frigorífico a la mesa, de la mesa al frigorífico.

Llevan los guardapolvos blancos, sucios con sangre y eso me parece sencillamente macabro.

Yo los miro desde el otro lado del mostrador, esperando mi turno y pienso: "un kilo de vacío, un kilo matambre, tres morcillas y un chinchulín. Un kilo de vacío, un kilo de morcillas, tres matambres y un chinchulín, no, no, no era así...." y empiezo de vuelta.

Y en eso veo a uno que pareciera acercarse hacia mi. Lleva un cabrito agarrado de los pies, dejando caer su cuerpito en dirección al piso. Su cuerpito sin piel, sin ojos, si vida. Quiero cerrar los ojos y no ver, pero parece que viene hasta mi. Se sigue acercando, mientras yo miro para el lado de los vinos haciendome la pelotuda. Es como si pudiera sentir el olor. Como soy muy boluda me imagino el momento en el que separan al cabrito de su mamá y se me llenan los ojos de lágrimas. Y lo peor es que dicen que lloran como los bebés cuando los separan de la madre.

El carnicero llega con paso firme, se para al frente mio con el cadaver en las manos y me pregunta: "¿Señora, usted pidió el cabrito?".

2 Delirios ajenos:

Blogger El Paseante said...

En lugar de pensar en cómo lloraría el cabrito cuando lo separaron de su madre, ¿por qué no piensas en lo rico que estará cuando lo prepare la tuya?

..es que si no, te vas a amargar, cielo

;-)

1:41 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Very pretty design! Keep up the good work. Thanks.
»

3:45 p. m.  

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