viernes, julio 07, 2006

El viejo

El viejo estaba sentado en una silla, en la vereda de una heladería.

Era de esos viejos panzones, pero que la panza (también vieja) se les bajó a la vejiga, entonces el cierre del pantalón les queda como a 30 cm del cuerpo. Supongo que habrá tenido no menos de 80 años (aunque mi capacidad para estimar la edad de un viejo, es casi tan espantosa como la que tengo para estimar la de un bebé).

Tenía el brazo apoyado sobre una silla vacía que estaba al lado y miraba para arriba.

Siempre pensé que en que pensarán las personas que miran para arriba (y que no son yo, por que yo si sé que pienso cuando miro para arriba). De hecho supongo que en psicología algo debe significar que algunas personas miren para abajo, otras al mismo nivel y otras para arriba.

El hecho es que, lo que duré mirando al viejo desde la ventana del colectivo, me di cuenta de que esperaba a alguien. Lo que no pude saber fué, si esperaba a alguien real, o a alguien imaginario.

Cuando bajaba la vista, miraba a las personas y les sonreía. Pero nadie le hacía caso.

Por un momento (bastante corto) tuve ganas de bajarme y sentarme con él. Pero seguro que cuando me bajara y estuviera a punto de decirle: "hola señor ¿me puedo sentar a tomar un helado con usted?", iba a aparecer la esposa, o la hija con el esposo, o los ñietos. Y yo me iba a sentir una estúpida por haber perdido el tiempo, la plata y principalmente el orgullo.

Cuando el semáforo se puso en verde y el colectivo arrancó,

me di vuelta para mirar al viejo por la ventana de atrás,

y todavía estaba solo....

3 Delirios ajenos:

Blogger El Paseante said...

Hay un mundo dentro de cada persona. A veces nos resulta un coñazo que nos lo expliquen, pero otras nos encantaría descubrirlo...

6:07 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me hubiera gustado decirle algo al viejo.

9:48 p. m.  
Blogger once said...

Precioso post...

10:55 p. m.  

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