jueves, febrero 15, 2007

Me he tomado la libertad de llamar a mi enfermedad: "el síndrome de Maia" o científicamente como "el mal de farmacity".

Todo empezó cuando abrieron esos malditos tugurios en toda la ciudad: luminosos, variados, tan perfectamente químicos y prolijos...con todos los artículos a tan buen precio...

Al principio compraba cosas que realmente me hacían falta: toallitas, gotas para los ojos, migrales, etc....pero después...después empezó el calvario. Cremas para las manos, cremas para la cara, baños de crema para el pelo y demás innecesariedades con tal de entrar al paraíso perfumeril y no salir con las manos vacias.

Cuando iba al centro más seguido, desviaba inconcientemente mi camino hacia la meca de los productos inútiles y cuando me encontraba -sorpresivamente- en la puerta de alguno de ellos, me era imposible no entrar a "buscar algo que pudiera hacerme falta de urgencia y pudiera no llegar a conseguir cerca de mi casa". Entonces entraba, buscaba, compraba y me iba. ¡Qué emoción!.

Descubrí que tenía este problema cuando dejé de ir al centro y empecé a sentir en mi cuerpo el síndrome de abstinencia. Entonces fuí a la farmacia del barrio...pero no era lo mismo. En síntesis: no había nada. Necesitaban mis retinas del destello de las luces de Farmacity y mi cerebro indeciso de la variedad de pelotudeces que exponen en su bellas góndolitas.

Posiblemente necesite ayuda profesional. O invertir mi paupérimo sueldo en algo rentable.

Mientras tanto, seguiré coleccionando frascos con menjunges engañosos que supuestamente me dejan las manos sedosas y el pelo brillante...

3 Delirios ajenos:

Anonymous Anónimo said...

Aguante Farmacity !!!!
Vende la caja de 100 de Prime de todas sus variedades a un precio sin competencia y encima te podes comprar una bolsita de caramelos pal camino...!!!! (qué más cómodo que eso?)
Te acompaño en el sentimiento.

3:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡Agrandate Chacarita!

Cajas de cien de Prime...Y EN TODAS SUS VARIEDADES...no es joda..¿eh?.

Mirá que acá todos sufrimos síndrome de abstinencia sexual, así que no es cuestión de venir a comer pan delante de los pobres...

caja de cien...jajaja..qué envidia...

4:27 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No te digo que no soy el tipo con el livido mas alto de cordoba, pero si te comento que grachar está bueno (no es algo secreto e imagino que ya lo sabés), tampoco es que me gasto los cien de una vez, pero sí me evita salir corriendo como un gil en el momento en que hacen falta.
Al margen de todo:
Abstinencia sexual? que es eso?
Saludos :P

12:59 p. m.  

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