martes, octubre 17, 2006

Uñas para llorar

"...de la época en la que ellas decían que nosotras (las "ñoñas") nos mordíamos las uñas para llorar. Y yo lloraba sin siquiera saber porque decían eso, sin entender qué sentido tendría mordernos las uñas. Y ellas decían eso. Y yo no era feliz llorando delante de mucha gente por no ser aceptada en ningún grupo, por ser rechazada por todos y porque todas las maestras dijeran: "es demasiado introvertida". Para mi era simplemente humillante.

Después vinieron las épocas en las que fumaba en el baño. Dejé de ser una ñoña para pasar a una "chica mala" (aunque siempre conservé algún que otro aspecto ñoño). Siempre a la vanguardia. Una vez incendiamos algo. Otra vez ensuciamos cosas. Aprendí a hacer argollitas con el humo del cigarrillo. Y aprendí que la gente que no me interesaba, me tenía que chupar un huevo. Eramos dos. Aveces cuatro. Y a una siempre la hacíamos llorar. Eramos malas aveces. La excluíamos por ser buena (y un poco por ser tonta). Porque necesitábamos un chivo expiatorio. Aveces ella lloraba delante de mucha gente por sentirse rechazada...y nosotras decíamos que ella se mordía las uñas para llorar...".

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