viernes, agosto 11, 2006

Aires

El aire enrarecido. Una cortina de humo filtra las imágenes y no distingo bien.

"No seas real", ponele que yo suelto, así...como no queriendo decirlo en vos alta. Pero vos me mirás y me acusás de algo. ¿De qué?. "No te resfríes otra vez", me decís y te vas.

El aire sigue tremendamente enrarecido. Ahora lo enraresco yo con mi presencia borracha e inoportuna.

Me quedo cavilando un momento. Dos momentos. Tres momentos. Y me canso de pensar de pie.

Tu naríz de capitán Garfio. Tu naríz como la de Dustin Hoffman en Hook.

Vacilo. ¿Me quedo o me voy?.

Mientras pienso me estoy quedando. Ahí sentada. Como una boludita de zapatitos de charol y mediecitas tres cuartos. Tres cuartos de pierna. Media desubicada ¿viste?.

Me quiero ir pero me quedo. Como si las paredes oscuras me estuvieran imponiendo una orden: quedate.

Y de subersiva que soy nomás, decido irme.

El aire sigue horriblemente enrarecido.

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